Hay tantísimas cosas que no sé… Y otras tantas que por más que me esfuerce, no llegaré a entender nunca.
La que me lleva rondando la cabeza todo el día de hoy es “El Halago”. ¿Está mal decir a alguien que lo admiras, que te gusta su trabajo o su sentido de la responsabilidad o su capacidad para el orden? Cada vez que le digo a una persona que la admiro por esto o por aquello, si está solo se violenta e incluso desconfía y si hay alguien presente es mucho peor, me miran por el rabillo del ojo como diciendo: “¿Qué provecho querrás sacar de esto…?”. Si el halago es en su versión 2.0, tiemblo. Soy consciente de que me lloverán críticas de todo tipo.
Entendemos las buenas palabras y los sentimientos positivos como algo negativo. ¿Por qué? Refranes del tipo: “Piensa mal y acertarás” o “Lo que haga tu mano derecha que no lo vea la izquierda” se instalaron en mi cabeza durante muchos años, no sé en la vuestra. Vivían cómodos porque yo los alimentaba y me tragaba las buenas palabras hacia los demás para no generar desconfianza en el otro.
Pero un día tomé la decisión de darles una patada en el culo, no escucharlos. Así que empecé a decir sin ningún tipo de vergüenza: “Te admiro y quiero decírtelo porque sí”. Me sigue afectando un poco, no tanto como antes, que los demás puedan creer que no pienso lo que digo, os mentiría si dijese que la opinión de los otros no me afecta en absoluto. Aunque me lo tomo con calma.
Simplemente os animo a que cuando alguien dé una opinión positiva sobre vosotros lo escuchéis y agradezcáis. Porque todos tenemos algo bueno aunque haya días que nos parezca que somos un fraude. Igual de esta manera hacemos que no sea tan aplaudida la crítica negativa y dañina hacia los demás (siempre disfrazada con el traje de la “sinceridad”, “honestidad”, “autenticidad”, “valentía”… ). Yo voy a intentar estar muy atenta porque siempre me acaban metiendo un gol. Me voy a comprar unos guantes de velcro que me río yo de los de Iker Casillas…
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