LA ATRACCIÓN DE FERIA
"Me gustan las ferias, sí me gustan. Qué tiene de raro? Me hace volver a la niñez. El algodón de azúcar, el olor a churro frito, la tómbola…Pero lo que más me fascin-horroriza son… “las atraccioooneees”.
Ahora entiendo el tembleque de las piernas de mi madre, cuando le pedíamos insistentemente subirnos al dragón, la noria o la olla. Ahora lo veo todo con ojos de madre. Tornillos oxidados, tuercas sueltas, ruidos sospechosos…
Una atracción que tardan en montar 4 ó 5 días, no puede ser igual de segura que la de un parque temático en el que usan dummies para comprobar si la barra de seguridad te asegurará suficientemente al asiento. No es lo mismo y me da igual lo que diga el operario de “El pulpo loco”.
- Caballero, el porcentaje de que su pulpo se desmorone y lance sus tentáculo-asientos con niños dentro, es infinitamente superior a que “El Dragon Khan” se salga del rail. Por qué? Pues porque los ingenieros de la segunda han estado años pensando en sus planos, años construyéndola y años probándola. ¿Qué parte de que la suya, montada con abrefáciles de 7-up y con tornillos que le sobraron del último mueble que montó del Ikea es más peligrosa, no entiende?
Vale, pierdo la calma. Me di cuenta cuando mi propia madre intentaba quitar importancia al hecho y fingió no oír el ruido chirriantemente amenazador de “El Chino loco”. Al que, como os podéis imaginar, se quería subir mi hija. Me dió que pensar, ¿Realmente merecía la pena transmitirle mi miedo?En fin, desconfío y mucho. Pero la conclusión a la que llegué en ese escenario es “que pese a todo, a las atracciones de feria de pueblo como a la vida, hay que subirse!”"
Fuente: Fotogramas
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